martes, 15 de marzo de 2011

4 Análisis global del Plan


En este capítulo analizaré el Plan en su conjunto, con respecto a su contenido y luego lo compararé con el contexto histórico y la problemática que ocupaba a la Junta de Buenos Aires en el momento de su supuesta elaboración.
Primero haré un análisis cuantitativo del espacio otorgado por el escriba a los distintos artículos que componen el Plan. Estimaré  a todo el escrito como un 100%, y, a partir de allí, veremos en forma aproximada el espacio que dedicó a cada tema.

Artículo
Asunto propuesto
Asunto tratado
%

Introducción
Métodos de rigor y castigo
17
1
Manejo de la opinión pública
Sigue con los métodos sanguinarios
12
2
Sublevación de la Banda Oriental
Temas de Montevideo
14
3
Relaciones con España
Justifica el nombre de Fernando VII
7
4
Conducta con Portugal e Inglaterra
Termina hablando de Montevideo
7
5
Relaciones con interior del Virreinato
No concede importancia al tema
2
6
Política económica
Políticas sociales y de distribución
10
7
Agentes secretos en Portugal e Inglaterra
Asuntos de Brasil
3,50
8
Sublevación del Sur del Brasil
Asuntos de Brasil
14
9
Conquista del Río Grande
Asuntos de Brasil
10

Conclusión
Tiene poca importancia – de forma
3,50


Vemos en este análisis que la introducción y el primer artículo, que describen los métodos jacobinos y de terror de la Junta de Buenos Aires ocupan el 29% del Plan. Los temas que incumben a Montevideo ocupan el 21% del Plan, los temas referentes a la invasión del Sur de Brasil ocupan 27,5%, los temas económicos el 10% y los asuntos internos del Virreinato, es decir, las campañas que se comenzaban a llevar a cabo en la segunda mitad del año1810, me refiero a la campaña al Alto Perú y al Paraguay ocupan al escriba el 2% del escrito.
Entonces, con este pequeño análisis, ya podemos ver cuáles son los temas e intereses que importan al escriba:
1.- En describir los métodos operativos de la Junta como métodos de terror y asemejarlos a aquellos empleados por la Revolución Francesa haciendo referencia a cortar cabezas, como un recuerdo de la guillotina, ocupa el 29% del Plan.
2.- En los problemas de Montevideo, el sitio y los posibles armisticios negociados entre Buenos Aires, Montevideo e Inglaterra, ocupa el 21% del Plan.
3.- En la conquista del sur de Brasil ocupa el 27,50% del Plan

Es decir que, entre los problemas de Montevideo, la invasión a Brasil y el sistema de terror, ocupan al escriba casi el 77% del Plan. Pero si estudiamos los problemas encarados por la Junta de Buenos Aires y por Mariano Moreno durante los primeros cinco meses de la revolución vemos que éstos no eran temas que ocuparan en forma inmediata a la Junta de Buenos Aires.
Entonces, ¿cuáles eran los asuntos que absorbían la atención de los miembros de la Junta en los primeros meses de la revolución? Eran aquellos que tenían que ver con que las provincias interiores del extenso Virreinato del Río de la Plata le prestaran obediencia y, en caso contrario, enviar tropas para derrotar a las autoridades realistas y lograr que los pueblos le prestaran obediencia y eligieran sus representantes para el Congreso. De esto, ninguna palabra en el Plan.
Esto lo podemos comprobar por la correspondencia y las disposiciones emitidas por la Junta, todas ellas refrendadas por Mariano Moreno, inclusive durante los meses que según el autor del Plan, se encontraba con licencia por enfermedad.
En efecto, la Junta estaba preparando dos campañas militares, la expedición al Norte, que se proponía llegar al Alto Perú, y, tal vez, al mismo Virreinato del Perú, y la expedición al Paraguay, encargada a la conducción de Manuel Belgrano. De estas campañas, que la junta estaba organizando, nada se menciona en el Plan.
La primera preocupación de la Junta fue la rebelión de Santiago de Liniers y el gobernador de Córdoba, Juan Antonio Gutiérrez de la Concha. La represión de esta intentona contrarrevolucionaria tuvo lugar mientras que supuestamente Moreno escribía el Plan, pero en él no hay ninguna mención de estos hechos.
En efecto, podemos mencionar como la circular de la Junta que decreta la sentencia de Muerte para los conspiradores del 28 de julio. Dice: “la junta manda que sean arcabuceados”. Está firmado por todos los miembros, incluyendo a Moreno. (1) El mismo día Moreno le escribe a Feliciano Chiclana para que, sin esperar el resultado de la revuelta de Córdoba, comience a dirigirse al Norte para atajar a los insurrectos. El 17 de agosto le envía otra carta a Chiclana quejándose de que no se había cumplido la orden de arcabucear a los sublevados de Córdoba. El 10 de octubre le escribe nuevamente poniéndolo al tanto de los sucesos de la Revolución. Comenta el levantamiento del bloqueo impuesto por Montevideo gracias a la intervención del Almirante inglés, Robert Ramsay, además le dice que había estallado la revolución en Chile y agrega que Belgrano partió con su expedición a Santa Fe. También en otra carta a Chiclana contradice al del autor Plan. En efecto, le comunica que “El Cabildo había reconocido secretamente la Regencia, y conservaba relaciones criminales con los pueblos divididos”. Todos han sido desterrados. Es decir que, aunque podrían haber sido acusados de traición y pasados por las armas, el castigo fue el destierro. No el cortar cabezas, como el escriba dice en el Plan. (2) En toda esta correspondencia no hay ninguna mención a la invasión a la Banda Oriental y menos a la conquista de Río Grande en Brasil.
Tampoco el escriba del Plan menciona estas preocupaciones en las que Moreno y la Junta se encontraban absorbidos durante los primeros meses de la Revolución. Son innumerables los ejemplos de estos hechos en toda la correspondencia de la Junta de Buenos Aires y de sus miembros durante 1810. También en los bandos y en los ejemplares de la Gaceta de Buenos Aires.
Entonces, en contraste con los problemas del Gobierno de Buenos Aires, el escriba nos muestra un Mariano Moreno preocupado por usar métodos jacobinos, preocupado por la suerte de Montevideo y preparando una invasión al sur de Brasil. Esto no tiene nada que ver con el contexto de las operaciones del primer año de la Revolución y sí tiene que ver con las preocupaciones e intenciones del escriba.
Pero reconozco que el Plan es un documento, aunque fraguado, histórico al fin, y como tal debería tener un propósito. En el siguiente capítulo trataré de mostrar el porqué de la existencia de este documento, los ejemplares existentes, las posibles intenciones del escriba y las fechas posibles de su redacción.



(1) Biblioteca de Mayo, op. cit, tomo XVIII, p. 16260.
(2) Enrique Ruiz-Guiñazú, Epifanía de la Libertad, documentos secretos de la Revolución de Mayo, Editorial Nova, Buenos Aires, 1952, p. 377 siguientes.


lunes, 14 de marzo de 2011

3 El Plan de operaciones


Pasamos en este capítulo a analizar el texto de Plan propiamente dicho. Señalaré ahora serios errores históricos cometidos en el texto del Plan por el escriba, que me permiten ubicar aproximadamente la fecha de la escritura. Veremos que se trata de datar el plan antes o durante el segundo sitio de Montevideo, es decir entre 1811 y 1814.
Tomaré como referencia el Plan publicado por la Biblioteca Nacional pero no consignaré los números de página pues los textos corresponden a los capítulos del mismo.(1)
Continúan las incoherencias. En efecto, en todo el texto del Plan, el autor sigue llamando al territorio “Provincias Unidas”, nombre que recién se comenzó a aplicar en el territorio del Río de la Plata luego del advenimiento del Primer Triunvirato, es decir en 1811 como ya demostré en párrafos anteriores. Es por ese motivo que estimo que la autoría del Plan es posterior a esa fecha.
El Plan consta de una introducción y de nueve puntos. Esos nueve puntos son los que supuestamente propuso Manuel Belgrano a la Junta cuando pidió la confección del Plan. Veremos en detalle cada uno de ellos.

Introducción al Plan

El Plan comienza con una larga introducción donde vierte conceptos generales de acción política. Allí habla, por ejemplo, de libertad y también de independencia. Si bien el propósito de los revolucionarios de Mayo era propender a la independencia, ese término no se mencionaba en los documentos oficiales de 1810. La Junta gobernaba en nombre de Fernando VII. Nombre que, curiosamente, es omitido por el escriba. Moreno nunca lo hubiera omitido.  Luego enuncia métodos de acción que no fueron aplicados por la Junta. Dice: nada hemos de conseguir con la benevolencia y la moderación. Habla de rigor y castigo, así como también cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa, aun cuando tengan semejanza con las costumbres de los antropófagos y caribes. Estos procedimientos no fueron aplicados por la Junta. No fue costumbre de los patriotas cortar cabezas. Pero sí era un procedimiento que usaron los realistas que sofocaron las revueltas de Cochabamba y La Paz en 1809. Las cabezas de los rebeldes fueron cortadas y exhibidas en la entrada de la ciudad. En general de la Junta fue benévola con sus enemigos. Los fusilamientos  se aplicaron  en realidad en casos muy excepcionales. Se castigó con rigor a los sublevados de Córdoba pero a muchos realistas no se los trató sin demasiado rigor. Al depuesto virrey Cisneros se lo embarcó rumbo a España con su familia, lo mismo que a los miembros de la Audiencia y el Cabildo de Buenos Aires que no juraron obediencia a la Junta. No se les cortó las cabezas y no hubo ríos de sangre en Buenos Aires.
¿Por qué el escriba pintaba de esta forma a los procedimientos de la Junta?  Entiendo que era para consumo de los enemigos con el objetivo de provocar (en especial desde la Corte de Brasil) y luego en España, ayuda a los sitiados en Montevideo, tema que veremos en detalle más adelante.

Primer artículo del Plan

Este apartado trata de la conducta gubernativa más conveniente a las opiniones públicas. Es decir la forma de actuar con la información y el conocimiento de los planes de gobierno.
Clasifica a los individuos que actúan en una revolución en tres clases: primero, los adictos al sistema; segundo, los enemigos declarados; y tercero, los silenciosos espectadores.
El escriba aconseja tratar a los primeros, como era de suponerse, con extremada bondad. A los segundos, es decir a los enemigos, se los debe tratar con una conducta la más cruel y sanguinaria. Aunque hubiera semiprueba de los hechos, palabras, etc., se los debe castigar con pena capital. Y, para que quede claro, nuevamente escribe que debe decapitárselos lo primero. Además, pide estos castigos extremos para quien se opusiera con palabras. En cuanto a los espectadores, se les deben ofrecer empleos e intentar atraerlos hasta comprender sus intenciones y su adhesión.
Nuevamente el escriba repite lo consignado en la introducción y habla de decapitación, procedimiento nunca empleado por la Junta.
Luego pasa a desarrollar el tema de los papeles públicos, es decir, las gacetas y los bandos  publicados. Estos deben ser, en general, muy halagüeños y lisonjeros, pero, en el caso de noticias adversas, se deben publicar escasos ejemplares, para que pocas personas puedan leerlos. Pero, el escriba se entusiasma y repite su cantilena: Los bandos y mandatos públicos deben ser muy sanguinarios. Nuevamente la sangre, pero los que leímos los bandos y proclamas de los primeros años revolucionarios, nada tienen de sanguinarios. Otro error del escriba.
Luego pasa a hablar de lo que llama: el misterio de Fernando VII. El objetivo de que la Junta gobernara en nombre del rey prisionero era, según el escriba, para hacerles dudar cuál de ambos partidos sea el verdadero realista. En este punto tiene algo de razón, fue uno de los motivos, pero el verdadero motivo, que Mariano Moreno conocía perfectamente, pero evidentemente el escriba no, surge de la correspondencia de Moreno y de Lord Strangford “el misterio” era para mantener la neutralidad de Gran Bretaña, que en ese momento luchaba en España contra Napoleón. Si se declaraba la independencia, Gran Bretaña se pondría en contra de Buenos Aires y sus provincias y combatiría la Revolución.

Segundo artículo del Plan

Los que sostienen la autenticidad del Plan pretenden que Moreno fuera adivino. Moreno vislumbra hechos que se producirían entre un año y año y medio después de que el escrito fue fechado y, lamentablemente, Moreno ya había muerto.
En efecto, en el punto segundo, que comienza: “En cuanto al medio más adecuado y propio a la sublevación de la Banda Oriental, del Río de la Plata, rendición de la plaza de Montevideo y demás operaciones a este fin”, el autor pone en el escrito que atribuye a Moreno, hechos y nombres que sucederían más de un año después.
Primero equivoca la fecha del levantamiento de Prudencio Murgiondo en Montevideo, contra el gobernador realista. En el Plan dice que fue el 12 de agosto cundo en realidad había sucedido el 12 de julio y Mariano Moreno estaba, por supuesto, al tanto de esa fecha.
Luego el escriba relata los hechos del llamado grito de Acencio, que conmemora el primer levantamiento exitoso de los patriotas de la Banda Oriental, y es conmemorado en la República Oriental del Uruguay como el comienzo de su independencia.
Acá es donde comienza a aparecer la visión del futuro que el escriba atribuye a Mariano Moreno. El Plan nos relata los sucesos reales de la Banda Oriental en el año 1811 como si fueran consecuencia de lo previsto por Moreno. Entiende que no se debe atacar primero a la plaza de Montevideo. Se debe comenzar por sublevar a los pueblos de su compaña. Cosa que realmente sucedió luego del grito de Asencio.
El escriba pone en boca de Moreno los nombres reales de los combatientes en las campañas de 1811 en la Banda Oriental, como si un año antes de los sucesos, ya tuviera los nombres de los militares que pondrían sitio a Montevideo y los de aquellos que  promovieron la insurrección en la campaña.
El primer sitio de Montevideo comenzó el 21 de mayo de 1811 y fue comandado por José Gervasio Artigas y por José Rondeau. El sitio fue levantado el 12 de octubre de 1811 y se firmó un armisticio el 21 de ese mes.
Pero el escriba atribuye a Moreno condiciones que le permitían ver el futuro, en efecto el Plan dice textualmente: sería muy del caso atraerse a dos sujetos por cualquier interés y promesas, y, oh sorpresa, esos individuos son los que un año después pusieron sitio a Montevideo. Sigue el escriba: como son los del capitán de dragones don José Rondeau y los del capitán de blandengues don José Artigas; y, poco más adelante, Moreno adivina la fecha del sitio: antes de seis meses podría tratarse de formalizar el sitio de la plaza.
Pero resulta que, en las fechas que supuestamente se escribió el Plan, Artigas permanecía a las órdenes de la autoridad realista de Montevideo y recién se plegó a la Revolución y se puso a las órdenes de la Junta de Buenos Aires poco antes del Grito de Asencio a comienzos de 1811. En cuanto a Rondeau, se encontraba embarcado en viaje desde España y arribó a Montevideo dos días antes de que supuestamente Moreno entregara su Plan a la Junta. Me parece imposible que Moreno tuviera en cuenta a ambos para auspiciar un sitio a Montevideo.
Continúa el escriba relatándonos los acontecimientos que siguieron al Grito de Asencio en 1811. Dice que se habían atraído ya a nuestro partido honrándolos con los primeros cargos, a un Barde, negro, a un Baltasar Bargas, o a los hermanos y primos de Artigas, a un Benavidez, a un Vázquez, de San José, y un Baltazar Ojeda, etc., sujetos que, por lo conocido de sus vicios, son capaces para todo.
Todos estos nombres que se mencionan participaron en las campañas posteriores al Grito de Asencio, también  en la batalla de Las Piedras, y en la lucha que precedió al primer sitio de Montevideo.  El primero que aparece es, según el escriba, un Barde, negro. Posiblemente se refiera a Eusebio Valdenegro, estanciero oriental que combatió con Artigas en las batallas de Las Piedras y Cerrito. Luego menciona a Baltasar Bargas, que a las órdenes del Manuel Artigas también combatió en la batalla de Las Piedras. Sigue mencionando a los hermanos y primos de Artigas. Manuel Artigas era primo de José Artigas. Participó en la Revolución de Buenos Aires y luego acompañó a Belgrano al Paraguay. Murió en combate en 1811. Sigue con un Benavidez, se refiere a Venancio Benavidez, que fue quien el 28 de febrero de 1811 proclamó el Grito de Asencio. Continúa con un Vázquez de San José, se refiere a Ventura Vázquez, que participó en la expedición al Paraguay y combatió en el combate San José, en el de las Piedras y tomó parte del sitio de Montevideo. El escriba confunde el combate con el lugar de origen de Vázquez. Finaliza la enumeración con un Baltasar Ojeda. Se refiera al capitán que combatió junto a Manuel Artigas en distintos combates en el año 1811. Termina el párrafo diciendo: sujetos que, por lo conocido de sus vicios, son capaces para todo.
Es increíble como, según el escriba, Moreno conocería un año antes, los nombres de los protagonistas de los combates en la Banda Oriental que culminarían con el sitio de Montevideo en 1811.
Un poco más adelante, según el escriba, Moreno reitera su propuesta de elegir a José Rondeau como jefe de la infantería y a José Artigas al mando de la caballería. ¿Cómo Moreno podía adivinar quienes comandarían el primer sitio de Montevideo?  En primer lugar, la Junta de Buenos Aires todavía no se había propuesto atacar Montevideo porque, en los meses de julio y agosto de 1810 tenía que resolver asuntos más urgentes, como veremos más adelante. En segundo lugar,  los sucesos históricos son contingentes, no se podía saber en 1810 los acontecimientos que ocurrirían durante 1811 en la campaña de la Banda Oriental con tanta precisión de nombres y circunstancias.

Tercer artículo del Plan

La supuesta propuesta de Belgrano dice: En cuanto al método que las relaciones de las Provincias Unidas deben entablar secretamente en la España…
Se repite nuevamente el error de llamar “Provincias Unidas” al territorio del Río de la Plata.
Dice el escriba: Estas mismas negociaciones deben entablarse con el mismo fin, por diferentes diputaciones, en el gabinete inglés y portugués, para que como aliados de la España y enemigos de Francia, vean que llevamos por delante el nombre de Fernando y el odio a Napoleón. Entiende que de esta forma hasta podrían dudar por algún tiempo cuál sea el partido realista.
Otro párrafo interesante por su futurología es el siguiente: será muy del caso que nuestra diputación, con la mayor reserva, seduzca y atraiga de la España, algunos oficiales extranjeros o nacionales, que sean de talento, o facultados en alguno de los ramos militares, fundidores o que posean algún arte de los que carecemos y nos son muy del caso. Este párrafo me remite a la llegada de José de San Martín, Carlos de Alvear y el Barón Eduardo Holmberg, noticia aparecida en la Gaceta de Buenos Aires el 13 de marzo de 1812. Lo que me llamó la atención de este párrafo es que en efecto, llegaron procedentes de Europa oficiales con experiencia, que habían luchado en Europa, y en especial el agregado de que podían ser extranjeros y especialistas en fundición y artillería, como era el caso del Barón Holmberg. Este párrafo me hace pensar que el escriba leyó el artículo de la Gaceta y entonces, la fecha de redacción del Plan, podría ser posterior a la fecha de publicación del artículo.

Cuarto artículo del Plan

Trata de la conducta que debemos mantener con Portugal e Inglaterra.
  En este punto del Plan, el escriba pone en boca de Moreno hechos históricos que se produjeron un año después. Dice: Nuestra conducta con Inglaterra y Portugal debe ser benéfica, debemos proteger su comercio, aminorarles los derechos, tolerarlos y preferirlos. Es decir que se abogaría por una libertad de comercio como la propuesta por Moreno en la Representación de los Hacendados, pero a continuación agrega: debemos proponerle a la Inglaterra un plan secreto. Y agrega que lo dará por separado.  
Después de este preámbulo pasa el escriba a relatar los acontecimientos del primer sitio de Montevideo, de las gestiones entre Francisco Javier Elío, que llegó a Montevideo como Virrey del Río de la Plata, el gobierno Inglés, por medio de su representante Lord Strangford y la junta de Buenos Aires que llevaron a un armisticio. Además pronostica la invasión portuguesa a la Banda Oriental y el éxodo oriental de José Artigas. Veremos cómo lo escribe.
Comienza hablando de las gestiones ante la princesa Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII, y pretendiente de establecerse en Buenos Aires como regenta. Entiende que se deben dar a esfuerzos de dicha señora, los socorros de tropas y demás necesario. Es sabido que los miembros de la Junta ya no confiaban en la Princesa porque había traicionado a los revolucionarios antes del 25 de Mayo y Moreno y los demás vocales estaban al tanto de esos hechos.(2)
Sigue diciendo: debemos ganarnos las voluntades con dádivas, ofertas y promesas de los primeros resortes inmediatos al gobierno de Montevideo, y algo más adelante: le inclinaremos, cuando la plaza no se hubiese rendido ya, y los portugueses nos apuren, a que tratemos de un armisticio o composición; [] no dudemos que guiadas las cosas por el embajador inglés, que es el resorte más esencial y principal que gobierna y dirige, por sus respetos, las operaciones del gabinete del Brasil, alcancemos cuanto queramos.
Es evidente que el escriba está relatando los acontecimientos de 1811 durante el sitio de Montevideo, donde la Junta alcanzó un armisticio con Elío, gestionado por Lord Strangford, lo que significó el levantamiento del sitio, el retiro de las fuerzas de Buenos Aires y la retirada de las tropas brasileras como relata el escriba a continuación.
Moreno adivina el avance portugués que tuvo lugar en 1811. Y no sólo eso, ya sabe el nombre del general que encabezará ese avance. Dice el Plan: Los movimientos de tropas, que según tenemos noticias extensas, han de moverse de San Pablo, Río Pardo, y demás del Río Grande, en principios o fines de octubre, bajo la dirección del Capitán General de la Capitanía de Río Grande del Sud, don Diego de Souza… En los meses de julio y agosto de 1810 no había noticias de movimientos de tropas portuguesas en las fronteras de la Banda Oriental. Recién llegaban las noticias de la Revolución de Mayo a Río de Janeiro y la corte de Portugal no había tomado iniciativas al respecto.
La invasión portuguesa tuvo lugar a partir del mes de junio de 1811, y en efecto, el comandante fue Diego de Souza. Otra premonición de Moreno, según el escriba, más de un año antes.
Pero hay más, según el escriba, Moreno predice el famoso Éxodo Oriental, también conocido como La Redota, encabezado por Artigas luego del armisticio de 1811. El escriba pone en palabras de Moreno lo siguiente en caso de verificarse la invasión portuguesa: cuando llegasen a verificarse, debemos también con antelación tomar todas las medidas conducentes a lo menos para entretener la morosidad de sus jornadas, valiéndose de quitarles todo auxilio de caballadas, ganados, carretas y demás que puedan ayudarles a la rapidez de sus marchas.
Al final de este punto cuarto aparece lo más insólito, se debe establecer un tratado con el gobierno inglés con una alianza ofensiva y defensiva, protegiéndonos mutuamente, y el despropósito mayor es que para beneficiar al gobierno británico, dice textualmente: haciéndole al mismo tiempo señor de la isla de Martín García. Esta propuesta nunca pudo haber sido hecha por Mariano Moreno y aprobada por la Junta de Gobierno de Buenos Aires. No requiere muchos comentarios.

Quinto artículo del Plan

Trata de las comisiones que deben entablarse por nuestros agentes en lo interior y demás provincias dependientes de este gobierno.
Este es un aspecto curioso del Plan. Se trata del capítulo más corto, dos breves párrafos. Pero en 1810, fecha en que supuestamente se escribió el Plan, la mayor preocupación de la Junta, y por supuesto, de Mariano Moreno, eran las adhesiones y rechazos de las distintas ciudades del interior del Virreinato. Todavía Córdoba estaba conmocionada, aunque ya se habían apresado los conjurados, especialmente Liniers y Concha, todavía no habían llegado a la Capital las noticias de los fusilamientos en Cabeza Tigre. No había definición en Salta y Jujuy, en Mendoza había un levantamiento, el Paraguay no reconocía a la Junta y las provincias del Alto Perú desconocían al gobierno de Buenos Aires y se ponían a las órdenes del Virrey del Perú. Estos eran los asuntos que ocupaban a la Junta en 1810.
Ante este panorama, supuestamente Moreno sólo le dedica dos párrafos al tema, comparado con los grandes desarrollos de los apartados anteriores. Yo creo que el escriba conocía poco lo que sucedía en las provincias interiores del Virreinato y entonces no escribe nada al respecto. Contrasta con los largos párrafos dedicados a Montevideo y a la Banda Oriental. Eso me hace presumir que este escrito fue redactado desde el punto de vista de Montevideo y no desde los problemas que enfrentaba la Junta en julio y agosto de 1810.

Sexto artículo del plan

Se refiere a los arbitrios que deben adoptarse para fomentar los fondos públicos luego de que el Perú y demás del interior del Virreinato sucumban. Y agrega el objetivo da arbitrar los medios para la creación de fábricas e ingenios, y otras cualquiera industrias navegación, agricultura y demás.
Acá hay otro error del escriba que Moreno no podría haber cometido. Considera que Perú forma parte del Virreinato. Moreno hubiera escrito, el Alto Perú. El del Perú era otro virreinato.
Es en este artículo del Plan que muchos intelectuales, historiadores y pensadores argentinos, entienden que Moreno tenía una visión progresista que les conduce a ver en esta parte del escrito, ideas que resuenan como una base histórica que entronca con sus ideales actuales. Veamos en qué consisten.
Entiende que la mejor forma de conducir una nación es la que hace feliz [al] mayor número de individuos. Entiende que son ideas de los mejores filósofos y grandes políticos, que las fortunas agigantadas en pocos individuos, a proporción de lo grande de un estado, no sólo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil. Sigue en varios párrafos con este discurso que hoy llamaríamos socialista o de distribución de riquezas.
Continúa diciendo que destinará dineros como subsidios para lograr la construcción de fábricas, ingenios, aumento de agricultura, etc.  Más adelante continúa en la misma línea de pensamiento, es decir, utilizar fondos del Estado para la fomentación de las artes, agricultura, navegación, etc., producirá en pocos años un continente laborioso, instruido y virtuoso, sin necesidad de buscar exteriormente nada de lo que necesite para la conservación de sus habitantes. Es decir, propicia la intervención del Estado en la economía.
Otro párrafo destacado es el que recalca los beneficios de estas políticas para gran número de habitantes, poniendo la máquina del Estado en un orden de industria que facilitará la subsistencia a tantos miles de individuos. Luego propone que se prohíba absolutamente que ningún particular trabaje minas de plata u oro, quedando el arbitrio de beneficiarla y sacar sus tesoros por cuenta de la Nación.
Finaliza el punto seis haciendo propuestas de introducir mejoras en la agricultura ayudando a la introducción en el país de semillas e instrumentos de labranza.
Evidentemente, son ideas de avanzada que recién pudieron implementarse parcialmente en el siglo XX. Creo que este apartado es uno de los que hacen caro a muchos intelectuales este Plan de Moreno, que sustenta o sirve como base para fundar sus ideas en la actualidad. Discutiré este punto cuando veamos el sentido general del Plan y entendamos para qué y para quién fue escrito.

Séptimo artículo del Plan

Se titula: En cuanto a las relaciones secretas que nuestros agentes y enviados deben desempeñar en los países extranjeros, como en Portugal e Inglaterra.
Aclara que algunas consideraciones sobre el tema se han escrito ya en el apartado cuarto del Plan.
Comienza diciendo que es necesario obtener la protección de Inglaterra, primero por su señorío de los mares, y segundo por sus miras mercantiles.
Pero luego de reclamar la alianza con Inglaterra, comienza un largo párrafo donde expresa la idea que Portugal es sojuzgado por Inglaterra de tal modo que lo que hace es chuparle la sangre de su estado. Entonces nuestros ministros diplomáticos deben entablar los principios de enemistades e indisposiciones entre Portugal y la Inglaterra.
Acá aparece lo que creo que es la parte más disparatada de este escrito. Una vez que se consiga el rompimiento de Portugal e Inglaterra, se debe conquistar la América del Brasil, o la parte que más nos convenga. Para ello se debe emprender la conquista de Río Grande del Sud. A este supuesto delirio que el escriba atribuye a Moreno encontraré una explicación más adelante.

Octavo artículo del Plan

Este punto del Plan trata de la forma de sublevar a las provincias de Brasil.
En este punto el escriba desarrolla uno de los puntos que, como veremos más adelante, permiten deducir los objetivos del que redactó el Plan.
Comienza diciendo que luego de obtener nuestra libertad e independencia de España y, ya estrechadas las relaciones con Gran Bretaña, y que la plaza de Montevideo, y agrega, tranquilizándose su campaña y haciendo volver a sus habitantes. Vemos que el escriba conoce el Éxodo Oriental y la sublevación de la campaña que se produjo en 1811 y que Moreno no tenía idea que se produciría.
Aconseja entonces mantener un ejército de diez mil hombres en Montevideo que mantendrán seguras las fronteras con Brasil. Propone la infiltración de agitadores en el sur de Brasil: deben mandarse agentes en clase de comerciantes, o de otras maneras, [] a todos los destinos del Río grande del Sud. Más adelante comete otro error histórico. Dice: Tanto a dichos agentes, como a todos los comandantes de las fronteras, deben mandárseles colecciones de Gacetas de la Capital y Montevideo. En Montevideo no había imprenta en el momento de que supuestamente se redactó el Plan. El primer número de la Gaceta de Montevideo apareció el 13 de octubre de 1810 y la imprenta fue un obsequio de la Infanta Carlota.
Luego habla de imprimir y remitir las noticias traducidas al portugués. Los agentes de Río Grande deben de transitar la jurisdicción, lugares y pueblos [] tomar conocimiento de sus campañas, conocer sus habitantes e ir catequizando las voluntades de aquellos más principales. Una verdadera tarea de promover la subversión de esa provincia de Brasil.
Más adelante entiende que esta acción tiene por objeto la desmembración de la América del Brasil.
Curiosamente, el párrafo que supuestamente Moreno dedica a la conquista del Sur del Brasil es uno de los más largos del escrito.

Noveno artículo del Plan

Continúa con el tema del Brasil pero ahora aumenta su apuesta, no se limita sólo a infiltrar espías y agitadores en Río Grande sino que pasa a la conquista de las demás provincias de dicho reino.
Considera el escriba que una vez que el estado de Río Grande se encuentre en estado de revolución, se preparará una flota de entre dieciséis a veinte navío para bloquear el puerto. Las tropas terrestres comprometerán todos los pueblos de Río Grande para que tomen las armas contra su monarca.
Luego propicia la liberación de la esclavitud y enrolarlos en los ejércitos. Luego auspiciará la inmigración de familias pobres de Montevideo y Buenos Aires para establecerse en Río Grande, para terminar enseñando en las escuelas el Castellano y no el portugués. Como espera entonces una larga guerra con Brasil, propone confiscar todos los bienes y fondos públicos brasilero de todas las provincias del Brasil, menos del Río Grande y dependencias, que en tal caso ya es de nuestra pertenencia.
Este último punto del Plan es de los más largos y detallados indicando la forma de invadir la parte sur del Brasil.
Continúa el escriba diciendo que todo el Plan tiende a obtener la verdadera libertad de la patria. Termina el escrito que ejecutando los principios del Plan han de ponernos a cubierto en las grandes obras de nuestra libertad.
Buenos Aires, 30 de Agosto de 1810
Este análisis corresponde el texto del Plan. En el próximo capítulo analizaré el Plan desde una visión más de conjunto y lo compararé con el contexto histórico del momento en que supuestamente fue escrito. Teniendo en cuenta las preocupaciones de la Junta de Buenos Aires en ese primer año de la Revolución.
[1] Plan de Operaciones, Biblioteca Nacional, op. cit. p. 269 y siguientes. 
[2] Pablo A. Chami, Antes del 25 de Mayo, op. Cit. p. 30.



lunes, 7 de marzo de 2011

2 Plan de Operaciones -Errores cometidos en la forma de los documentos que preceden y anteceden al Plan


Comenzaré por la parte final del documento, porque allí es donde se aclara su procedencia. La fecha del  documento  dice: “Buenos Aires, 30 de Agosto de 1810.” Agrega además que se trata de una “copia de la copia de mismo original” de puño y letra de Mariano Moreno. Menciona que también son del mismo origen los documentos que anteceden. Luego aclara la forma en que fue obtenida la copia. La Junta había desterrado a un individuo amigo de Moreno. Era depositario de varios papeles que le había dado Moreno “cuando el citado vocal caminó a Londres”. Ya al leer esto, me parece que, al tratarse de una copia de una copia, hace dudar de su autenticidad, o por lo menos, como se trata de copias hechas por copistas enemigos de la Revolución en un momento de guerra, es probable que el escrito tenga párrafos insertados, destinados a desprestigiar al enemigo, es decir, al gobierno de Buenos Aires. Además, no aparece el original de Moreno, supuestamente guardado en una caja en el Fuerte de Buenos Aires y tampoco la copia que supuestamente Moreno entregó a su amigo que no se nombra en el escrito, luego desterrado, cuando partió en su fatídico viaje a Gran Bretaña.[1]
También en el archivo de Indias de Sevilla, se encuentran junto con el Plan otros documentos.  Los documentos que anteceden al plan son actas, en mi opinión, presuntamente fraguadas de las deliberaciones de la Junta que encomiendan a Mariano Moreno el encargo de confeccionar el Plan. Están transcriptas en notas de pie de página en el Plan de Operaciones publicado por la Biblioteca Nacional.[2]
¿Por qué sostengo que son fraguadas? Pues las actas que poseemos de los acuerdos de la Junta en el mes de julio de 1810 no se condicen con las formas de las fraguadas en el Plan. Veamos por qué:

La primera acta de la Junta que figura en el Plan es un pedido de Manuel Belgrano, fechado el 15 de julio de 1810, dice: “Se nombró una comisión secreta, para que presente un plan de proporciones especulativas, que dirijan en parte con arreglo a sus instrucciones políticas, las operaciones de su conato y deseos.

Pero el acta contiene graves errores formales que no corresponden al estilo de las actas y oficios de la Junta durante el mes de  julio de 1810. Dice “Excelentísima Junta Gubernativa,” pero el tratamiento era de las actas de ese período era: “Junta provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata, por el Sr. D. Fernando VII.”[3] Es decir, Falta la palabra “provisional”, en el encabezamiento, que figura en todas las actas y proclamas de la Junta durante todo el año 1810. La palabra “provisional se agregó en el cuerpo del teto. El segundo error es cuando dice “Provincias Unidas” La palabra “Unidas” para designar el país comienza a usarse recién el 23 de noviembre  de 1811, cuando la Junta de Gobierno estaba disuelta y regía el Primer Triunvirato.[4] También omite la referencia al tratamiento “en nombre de Fernando VII”, omisión curiosa que se encuentra en todos los documentos emanados de la Junta, menos en estos.
Sigue la supuesta propuesta de Belgrano con una enumeración de nueve puntos a los que debía responder el Plan. Nos referiremos a esos nueve puntos cuando tratemos el contenido del plan. Por el momento seguimos con lo formal.

En el acta siguiente, fechada el 17 de julio, se aprueba el proyecto de nueve puntos y se propone designar una comisión que lleve a efecto el encargo. En esta acta, si contemplamos las firmas, vemos que dice: Cornelio Saavedra, presidente, Doctor Juan José Castelli, Miguel Azcuénaga, Doctor Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan Larrea, Doctor Juan José Paso, secretarios. Doctor Mariano Moreno, secretario. Cornelio Saavedra encabezaba las firmas de las actas pero nunca en ellas no llevaba el tratamiento de “Presidente”. Sí lo hacía en los bandos y proclamas.

En el acta que sigue, con fecha de 18 de julio de 1810, es la más curiosa de todas. En ella la Junta designa a Mariano Moreno “en clase de comisionado, y no como miembro de ella” para confeccionar este plan y “quedaba exento de la penuria de contribuir al desempeño de las funciones de dicho tribunal en tanto y hasta llegar a concluir la comisión…” Pero lo más extraño es que, para que no se notara la ausencia de Moreno en las reuniones de la Junta mientras elaboraba el Plan, debería acusar “el pretexto de alguna indisposición corporal”.

Esto no coincide con la realidad. Moreno no manifestó ninguna indisposición durante esos meses, por el contrario, siguió trabajando, asistiendo a las reuniones de la Junta, escribiendo interesantes artículos en la Gaceta de Buenos Aires, y hasta firmó el oficio que advertía a los rebeldes de Córdoba donde les exhortaba a deponer su actitud el 27 de junio y el del 28 de julio de 1810 donde manda que los rebeldes fueran arcabuceados y la recriminación del 18 de agosto ante las dudas de los encargados de hacer cumplir la sentencia de muerte.
Es decir que las evidencias consisten en que Moreno nunca pidió licencia por enfermedad y existen pruebas de que siguió trabajando activamente durante los meses de julio y agosto de 1810.

Termina con el oficio que se pasó “a dicho comisionado”, es decir a Mariano Moreno. Le indican “dispensar a V. S. este gobierno desde mañana de la asistencia a las tareas de su conato, quedando exento V. S. de la responsabilidad hacia su persona, en los asuntos que actuaren desde esta fecha hasta que V. S. concluya la comisión […] bajo la circunstancia de quedar cubierta su falta para el concepto público en su asistencia, como por una falta de salud.”

Nuevamente la falta de salud que nunca ocurrió.

Finalmente, según dichas actas, Moreno juró ante los Santos Evangelios, “en presencia de todos los señores del Superior Gobierno Provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata,” desempeñar dicho encargo.

Nuevamente el que escribió estas actas equivocó el nombre del gobierno con los mismos errores antes consignados.

En el próximo capítulo trataré el documento propiamente dicho.




[1] La Revolución de Mayo a través…, op. cit. Tomo I, p. 405.
[2] Ibidem, Tomo I, p. 525.
[3] Ibidem, p. 269 y siguientes.
[4] Plan de operaciones, Biblioteca Nacional, op, cit, p. 340-341.