jueves, 11 de agosto de 2011

6 ¿Quién escribió el Plan? Parte 1



Entiendo que, como ya mostramos en el capítulo anterior y seguiré demostrando en este, en mi opinión, el que escribió el Plan fue posiblemente Felipe Contucci con la colaboración de Álvarez de Toledo. Veremos por qué.

Contucci era un comerciante de ascendencia italiana radicado en Portugal que además, oficiaba de confidente y delegado de la Princesa Carlota con el objeto de proclamarla como regente del Virreinato del Río de la Plata, en nombre de su hermano, Fernando VII, que se encontraba prisionero en manos de Napoleón. Para ello había iniciado tratativas con los  revolucionarios de Buenos Aires, en especial con Manuel Belgrano durante el año 1808. Pero este plan fracasó por la oposición de El Príncipe Regente de Portugal y el embajador británico, Lord Strangford.[1]

En 1811 encontramos a Contucci abasteciendo a las tropas portuguesas que habían cruzado la frontera de la Banda Oriental. En efecto, En una nota del general portugués, Diego de Souza, le encarga a Contucci el abastecimiento de las tropas acantonadas en Cerro Largo.[2]
A lo largo de este capítulo colocaré los párrafos del Plan que corresponden a los hechos históricos de la realidad histórica. Recordemos los párrafos del Plan dedicados a Diego de Souza y cómo Contucci estaba en conocimiento de los movimientos portugueses por ser proveedor de las tropas. En el Plan, 4-4, dice:

Los movimientos de las tropas, que según tenemos noticias extensas, han de moverse de San Pablo, Río Pardo, y demás del Río Grande, en principios o fines de octubre, bajo la dirección del Capitán General de la Capitanía de Río Grande del Sud, don Diego de Souza, nos aseguran que tienen algunos fines, y que nuestros cálculos por los informes no pueden fallar, y, cuando llegasen probablemente a verificarse, debemos también con antelación tomar todas las medidas conducentes a lo menos para entretener la morosidad de sus jornadas, valiéndonos de quitarles todo auxilio de caballadas, ganados, carretas y demás que puedan ayudarles a la rapidez de sus marchas.

Vemos cómo Contucci toma hechos de la realidad que conoce bien por ser protagonista, poniendo en boca de Moreno acciones que se producirían luego de su trágico viaje a Gran Bretaña. Además, las tropas portuguesas fueron hostigadas por los gauchos orientales comandados por lugartenientes de Artigas.
 El 4 de septiembre de 1811, el coronel patriota, Pedro José Vieira escribe al comandante portugués, Manuel Joaquín Carvalho, que se una al ejército patriota: “basta ya de sentirnos esclavos […]  aguardando a que ustedes vengan y espero que no sean pocos”[3]

Este pedido de pasarse a las fuerzas patriotas tiene su correlato en varios párrafos del Plan. Como ejemplo transcribo el siguiente del apartado 8-5 del Plan:

Tanto los dichos agentes, como los comandantes de las fronteras, deben también atraerse los ánimos de algunos jefes de las milicias y demás tropas de cada pueblo.

 El 25 de septiembre de 1811 el General Diego de Souza emite un bando donde anuncia el castigo a los desertores portugueses.[4] Esto indica que realmente se estaba produciendo una deserción de soldados en las filas de su ejército. Contucci, que era comerciante proveedor del ejército portugués, Estaba al tanto de estos sucesos.

Pero el documento más interesante de todos es el denominado: La Falla, conocido por ese nombre por ser las primeras palabras del mismo. Fue citado por Carlos Segreti en el libro citado.[5] Se trata de una proclama impresa, escrita en portugués, llevada por el general Rondeau a la Banda Oriental para ser distribuida entre las tropas y los habitantes de Brasil.
El 17 de setiembre de 1811, Rondeau escribe al capitán Castillo diciendo que adjunta proclamas para hacerlas circular entre las tropas portuguesas.[6]

El título original es: Falla a os Americanos Brazilianos en Nome D´America por sus jrmanos os abitantes das vastas Provincias do Río da Parata.[7]
Un párrafo de esta proclama dice en “México, Caracas, Santa Fe, Quito, y Perú todos gozan ya de las ventajas de la libertad civil inherente a todo hombre.”

Trascribo un pequeño trozo de la traducción para que conozcamos el tenor de esa proclama:

Os pedimos que os unais íntimamente a nuestros deseos que no son otros que romper las pesadas cadenas que nos han afligido en el trascurso de tres siglos en que vosotros habéis participado con nosotros y que dirijáis los ojos por un momento a vuestra situación y a la de vuestros opresores, los europeos y veréis que en ellos se encuentran concentradas nuestras riquezas, las comodidades, el orgullo altanero y el desprecio con que miran a todo americano.[8]

A esto también se refiere Contucci en su Plan. Además, habla de las proclamas escritas en portugués en 8-11:

Cuando las circunstancias prometan el éxito de un buen resultado, ya deben irlo anunciando pasquines y otras clases de papeles escritos en idioma portugués, llenos de mil dicterios contra el gobierno y su despotismo;

En otro párrafo del Plan, Contucci escribe en 2-13:

Además, con las proclamas seductivas, halagüeñas y lisonjeras con las frases de Libertad, Igualdad y Felicidad, se les estimulará a que concurran los vecinos de la Banda Oriental…

Son todas referencias a lo expresado por la Junta de Buenos Aires en el escrito La Falla.
Si tenemos alguna duda acerca de si Contucci tenía conocimiento de las proclamas revolucionarias, trascribo un párrafo de la misiva que Patricio José Correia de Camara le remite a Contucci el 2 de octubre de 1811.

Con los sentimientos de la más particular estima tuve la satisfacción de recibir las letras de V. S. y por medio de ellas el aviso que se dignó hacerme sobre los panfletos revolucionarios e inflamatorios que aparecieron en esta villa,

Explica además que debían ser localizados y quemados.[9]

El 8 de octubre Felipe Contucci escribe desde Cerro Largo, cerca de la frontera con Brasil una extensa misiva al general Diego de Souza en la que se muestra que, además de comerciante de ganado, tenía un pelotón de soldados a su mando y oficiaba de informante sobre las actividades de los patriotas y muestra soberana indignación por la proclama. En algunos párrafos de esta carta vemos ideas que luego volcaría en el Plan.
Manifiesta que le llegó a sus manos el impreso de La Falla:

“el escandalosísimo impreso “proclama a los americanos brasileños”. Éste me llevó a tal estado de desesperación, que desde aquel día sólo tengo presente el tratado inicuo del 27 de octubre de 1807 en Fontainebleau[10], su resultado y las consecuencias de este último atentado de los rebeldes de Buenos Aires, en caso de no tomarse medidas serias y muy urgentes para vengar un atrevimiento tan espantoso e inaudito.[11]

Hace alusión a las tratativas que se estaban realizando entre representantes de Buenos Aires y la Corte de Río de Janeiro para llegar a un armisticio.
Pero en el impreso la Falla, hay otra frase que sería puesta luego en el Plan:

Todo soldado que se pase con armas a las banderas del ejército de la patria, recibirá por ellas una retribución de 8.000 reis y él, a su vez, será recompensado con igual cantidad; en el caso de desearlo será incorporado a nuestros ejércitos gozando de un sueldo de 10.500 reis por mes, como todo soldado de estas provincias y además la gratitud de nuestra madre patria.[12]

Contucci escribe en el Plan en 9-5:

Antes de proceder a la disposición de la libertad de los esclavos, debe haberse dispuesto los ánimos, haciendo publicar en todas las divisiones y pueblos, donde haya tropas portuguesas del partido, que desde la fecha de aquella publicación, se les asigna, tanto a las tropas como a sus correspondientes oficiales, los mismos sueldos que gozan las nuestras, cuyos abonos serán satisfechos por cuenta de nuestros fondos y sin demora alguna, mensualmente.

Es muy posible que Contucci tuviera en su poder una copia del impreso La Falla para escribir estas líneas. El hecho de la deserción de los esclavos del Brasil y recibidos por los patriotas era una realidad. En una carta del general Diego de Sousa al Conde de las Galveas, del 29 de octubre de 1813, confirma que “Nuestros esclavos continúan desertando hacia los dominios españoles, para gozar de la libertad que el gobierno de Buenos Aires les prometió”.[13]

Habla luego de los planes provenientes de Montevideo del proyecto de Rondeau para atacar al ejército portugués y luego invadir el Brasil:
Entre lo mucho que se comenta de Montevideo, merece alguna atención el proyecto desesperado de Rondeau de minar cierto lugar por donde indefectiblemente debe pasar el ejército de V. E., hacer volar parte de aquel terreno y atacar a los portugueses con el importante cuerpo de lanceros, derrotarlos e invadir luego el continente y etc.
En una posdata Contucci agrego lo siguiente:

Acabo de saber, por un alto personaje, que Rondeau trata de marchar sobre Brasil luego que V. E. pase de Maldonado. Este pensamiento no debe desecharse aunque parezca una burrada.[14]

A fines de 1811, Contucci ya estaba al tanto de que desde Montevideo pensaban en una invasión de la Junta de Buenos Aires a los territorios del Sur de Brasil y ello debe haber influido en la redacción del Plan en sus últimos capítulos donde habla de ese asunto. Escribe en 7-4 lo siguiente:

debemos entrar a las proposiciones de los rompimientos con Portugal, con relación a conquistar la América del Brasil, o la parte de ella que más nos convenga, luego de combinar nuestros planes, que para el efecto trabajaremos con antelación, por medio de la guerras civiles; combinando al mismo tiempo, por medio de la tratados secretos con la Inglaterra, los terrenos o provincias que unos y otros debemos ocupar, y antes de estas operaciones hemos de emprender la conquista de la campaña del Río Grande del Sud, por medio de la insurrección, y los intereses que sacrificaremos bajo el aspecto de proteger la independencia, y los derechos de su libertad;

También José Presas, que era secretario de la Princesa Carlota, dice que el Príncipe Regente de Portugal temía que “si los revolucionarios de Buenos Aires llegasen a posesionarse de Montevideo, podrían con facilidad extender el sistema republicano hasta sus dominios;[15]

Es decir que en Brasil se temía la extensión de la revolución a sus territorios. Es por ese motivo que Contucci incluye en el Plan ese fantasma, del que decía que le parecía una burrada.
En septiembre de 1811, el general Rondeau, que dirigía el sitio de Montevideo, mandó un oficio a Ramón Villademoros y le ordenó atacar el campamento portugués de Cerro Largo, donde se encontraba Contucci. La fuerza la comandará Manuel Artigas. Es interesante destacar el párrafo de Rondeau donde explica el comportamiento para con los pobladores de Cerro Largo, que contrasta con lo escrito por Contucci en el Plan:

Posesionado Vm. De la villa, es necesario que Vm. Haga que su gente se maneje con moderación. Este porte hace honor a toda tropa, cuando lo contrario, la desacredita, y hace se le mire justamente con odio y con horror: que el pueblo conozca que son V. mercedes sus libertadores, y que sacándolo de la opresión, le restituyan con la libertad, su tranquilidad y sosiego; si hay que proceder contra alguno por haberse manifestado opuesto a nuestra causa, que sea con orden vuestra.[16]

Esta correspondencia fue capturada por los portugueses. Podemos ver que las disposiciones de Rondeau para los pobladores y para los “opuestos” a la causa, nada tenían que ver con las disposiciones terroristas de “cortar cabezas” que Contucci escribe en el Plan.
Entre la correspondencia que estaba en poder del ejército portugués capturada a Villamoros, podemos leer lo siguiente:

Reservada: Si Vm. Tuviese contestación con algún jefe portugués, use de toda urbanidad, y no atribuya sus excesos, sino a los ladrones, o a los soldados extraviados, contra quienes se dirige su celo; y no deje Vm. De darles a entender que está en alguna manera adicto a las ideas de Contucci. Esta política conviene, y mientras tanto romperle la cabeza si se puede.

Esta alusión directa de Contucci a romper las cabezas podría ser motivo de las expresiones que escribe en el Plan: “cortar cabezas”.



[1] Pablo A. Chami, Antes del 25…, op. cit. p. 29.
[2] Política Lusitana…, tomo II, p. 241.
[3] Ibidem, tomo II, p. 289.
[4] Ibidem, tomo II, p. 294.
[5] Carlos Segreti, El Plan…, op. cit. p. 76.
[6] Política Lusitana…, op. cit., Tomo II, p. 305.
[7] Ibidem, tomo II, p. 301.
[8] Ibidem, Tomo II, p. 303.
[9] Ibidem, Tomo II, p. 324.
[10] Se refiere al tratado entre España y Napoleón que terminó con la conquista de Portugal y el traslado de la Corte Portuguesa a Brasil.
[11] Ibidem, Tomo II, p. 338.
[12] Ibidem, Tomo II, p. 304.
[13] Ibidem, Tomo III, p. 110.
[14] Ibidem, Tomo II, p. 340.
[15] José Presas, Memorias secretas de la Princesa del Brasil, Editorial Huarpes, Buenos Aires, 1947.
[16] Política Lusitana…, op. cit., Tomo II, p. 342.

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