El 13 de octubre de 1812, el ministro de Relaciones Exteriores, Conde de las Galveas, escribió al Príncipe regente acerca de una conferencia que tuvo con Lord Strangford. En el relato de esta conversación aparece por primera vez una mención del plan de Buenos Aires de invadir Brasil. El párrafo es extenso pero muy ilustrativo pues incluye muchos conceptos similares a lo consignado por Contucci en el Plan de Operaciones. Lo que queda en duda es lo siguiente, ¿Tenían ya en Montevideo una copia del Plan de Operaciones y estaba incluido entre los documentos que acompañaban a esta misiva o, estas ideas emanadas desde el sitio de Montevideo dieron origen al Plan? También es posible que Contucci decidiera agregar a los papeles capturados una copia del Plan. Creo que es una cuestión que con los conocimientos actuales no podemos contestar. Transcribo parte de este informe:
Comencé por referir a lord Strangford las importantes noticias participadas en el oficio de D. Diego de Souza y documentos que lo acompañaban, y haciéndole ver lo evidente que era el plan elaborado por el gobierno de Buenos Aires para revolucionar al Brasil, comenzando por Río Grande, no fue difícil persuadirlo de que el armisticio tendiera más a facilitar este horrible proyecto, que a prevenirlo; le comuniqué la resolución en que Vuestra Alteza Real se encontraba de poner al tanto a la Junta de Buenos Aires de los abominables procedimientos de sus oficiales y empleados, en el intento de seducir a los vasallos de V.A. R. y perturbar la tranquilidad de los pueblos, de expedir las órdenes más positivas a los gobernadores y capitanes generales de las capitanías limítrofes para interrumpir toda Comunicación sospechosa con los habitantes de las provincias españolas que nos rodean y han erigido el estandarte de la rebelión contra su legítimo soberano y, finalmente, de mandar colocar sus tropas en las fronteras, en estado de poder ser utilizadas eficazmente en la defensa de las mismas y rechazar cualquier agresión abierta o simulada que pretendieran realizar para conseguir sus insidiosos y detestables fines. Lord Strangford reconoció la gravedad de las circunstancias en que nos encontrábamos y convino conmigo en escribir también a la Junta Suprema de Buenos Aires exponiendo la irregularidad de su comportamiento en nombre del gobierno británico. Estoy aguardando la carta para la Junta, que Será elevada a la real presencia de V. A. R. apenas esté lista e igualmente se trabaja en la expedición de las órdenes de V. A. R. para los gobernadores de sus capitanías limítrofes.[1]
Por si existen dudas de que Felipe Contucci estaba al tanto de estas cuestiones, en una carta fechada el 13 de noviembre de 1812 en Río de Janeiro enviada por Antonio de Villaloba Portugal al Conde de las Galveas menciona a la “Exhortación a los americanos brasileños”, (La Falla), y da cuenta de la presencia de Contucci en las fronteras portuguesas. Es otro escrito que transcribo algunos párrafos:
Por aviso fechado hoy V. E. me ordena que realice todas las diligencias para conseguir el original impreso titulado: Exhortación a los Americanos Brasileños en el idioma en que fue escrito, para remitírselo.
Y sobre esto quiero manifestar a V. E. que Sólo podré mandar pedir y preguntar por ello a la persona de confianza que me lo comunicó, cuando ella como me lo prometió me remita otro papel semejante, para dirigir la carta por el mismo portador, pues de otro modo no puedo comprometer el nombre y el secreto de un hombre honrado en esta materia, pues se trata con masones y revolucionarios de los cuales nadie quiere ser víctima. Agrego a esto que pienso que actualmente no está impreso, porque entonces sería ese el que hubiera llegado a mis manos, ni creo que se hiciera en español, pues su fin era seducir a los portugueses.
[…]
Una colección de estos papeles, descubierta por la habilidad prudencia del capitán general y remitida en forma oficial a V. es más digna de crédito que un impreso, pues la ocultación de mano que hiere, hace al delito más grave y ciertamente convence y hará enmudecer cualquier opinión contraria, sobre la buena conducta de los insurgentes, porque son terribles, y ni siquiera S. A. se da cuenta de ello, aprovechándose ahora mucho el pesar que agobia al ejército —por tener que retirarse a los cuarteles— y del cerco que, según dicen, se ha puesto a nuestra frontera.
Ruego a V. E. que demuestre su celo y amor a la persona S. A. R. mandando secuestrar estos papeles, en secreto y sin han alardes de justicia. Que mande impartir todas las providencias directas o indirectas que V. E. conoce mucho mejor que yo, para que se ataje este mal de la comunicación con los rebeldes, pues en mi concepto toda la población de la Capitanía nos es fiel y todo el ejército odia a los insurgentes, pero debe mantenerse libre de la corrupción, no permitiendo que se enfrié el celo que tiene por los realistas españoles. De éstos escuché decir que un Felipe Contucci y D. Joaquín de la Paz vinieron a buscar refugio en las guardias portuguesas. Si llega a mi mano algún otro documento o respuesta con referencia a si este papel es o no impreso, tendré el honor de decírselo a V. E.[2]
Esta interesante nota demuestra la preocupación de la Corte de Portugal para conocer los impresos de Buenos Aires y también la presencia de Contucci en la frontera con Brasil.
En el capítulo anterior vimos que Contucci continúa en la frontera de la Banda Oriental y Brasil, en el campamento de Yaguarón, a comienzos de 1813, manteniendo su correspondencia con la Princesa Carlota. En estas misivas es donde anuncia un plan. En junio de 1813 fue derrotado por una partida comandada por Domingo French por lo que debió regresar a Brasil. En efecto, el 26 de junio de 1813 escribió una carta a la Princesa Carlota desde Río Grande, al sur del Brasil, donde le comunica que fue derrotado por las tropas de Domingo French y que intenta dirigirse a Montevideo.[3]
Dejamos a Contucci en Río Grande, pronto lo encontraremos nuevamente, y seguimos con los informes que llegaban a Río de Janeiro desde la Banda Oriental que nos ilustra del pensamiento realista y las ideas que tenían de los patriotas que ellos llamaban insurgentes.
En una memoria escrita por Bento López el 13 de septiembre de 1813, relata algunos acontecimientos del sitio de Montevideo, la desinteligencia de Artigas y Sarratea, y desliza observaciones que me remiten a ciertas partes del Plan. Transcribo algunas frases:
[…] a causa de la sublevación del estúpido y grosero Artigas con sus orientales, las tropas y el resto de los del partido occidental [los porteños] se encuentran con un veneno terrible que bien se deja ver, pero todo esto no se divulga, con el propósito de tomar la plaza,
Luego describe la penosa situación de los sitiados y continúa refiriéndose a Artigas:
Éste despachó el 6 de agosto uno de sus oficiales, en carácter de comerciante o aparentándolo a observar los movimientos de este gobierno y llevar 200 rifles o carabinas de la caballería que acá facilitaba un inglés a un comerciante que estaba en contacto con el citado Artigas. El nombrado también recibe noticias de Río Pardo, pues apenas llegué al lugar del sitio, también se hizo presente un porteño que había estado en Río Pardo con cartas para Artigas, en que le informaban de un conato de sublevación que allí hubo, en que se dieron vivas a la libertad, de modo que entre ellos se produjo un gran contento y decían que los portugueses ya tratan de sacudir el yugo tirano y hacerse compañeros nuestros,[4]
Estos conceptos también están vertidos en el Plan. En 8-3 dice:
Luego, inmediatamente, deben mandarse agentes en clase de comerciantes, o de otras maneras, a proporción de la magnitud de cada pueblo, a todos los destinos del Río Grande del Sud.
En 9-5 escribe sobre las disposiciones para lograr la deserción de tropas portuguesas:
Antes de proceder a la disposición de la libertad de los esclavos, debe haberse dispuesto los ánimos, haciendo publicar en todas las divisiones y pueblos, donde haya tropas portuguesas del partido, que desde la fecha de aquella publicación, se les asigna, tanto a las tropas como a sus correspondientes oficiales, los mismos sueldos que gozan las nuestras, cuyos abonos serán satisfechos por cuenta de nuestros fondos y sin demora alguna, mensualmente.
Las coincidencias de esta memoria y lo consignado por Contucci en el Plan son muy significativas. Tenemos que tener en cuenta que en la fecha de enviarse este escrito, el escriba también estaba en el sur del Brasil y posiblemente conocía este informe.
El 17 de diciembre de 1813, el jefe de policía de Río de Janeiro, Paulo Fernández de Viana, informa al Príncipe Regente la llegada de Manuel de Sarratea como enviado de la Junta de Buenos Aires:
D. Manuel de Sarratea llegó ayer en la fragata inglesa y desembarcó esta mañana, según él dijo y hay quien afirma que lo hizo ayer. […] Declaró que venía a tratar de negocios públicos con el Conde de las Galveas a quien se tenía que dirigir para ello; me presentó su pasaporte firmado por los diputados del gobierno de Buenos Aires, con las nuevas armas que allí adoptaron y su leyenda; en el pasaporte aclara que viene a tratar de negocios públicos. […] Se retiró, y yo una hora antes ya sabía que los españoles aquí residentes y simpatizantes con la buena causa pensaban que su venida tenía por objeto espiar y estorbar cualquier conclusión favorable a los enviados de Montevideo y que por la salida de ellos es que se había proyectado este viaje. Me comprometí a mandar espiar sus pasos y sería buena la providencia que en la otra oportunidad tomé mediante el coronel Francisco Manuel. El proyecto de estos revolucionarios consiste, por ahora, en malquistar a los de Montevideo con nuestra corte y mostrarse como mejores, pero lo que está asentado en acuerdo fundamental de la revolución es que apenas se consolide la de ellos, revolucionar las provincias del Brasil y hasta mismo separarse de Inglaterra cuando dejan de precisar de ella.[5]
Encontramos en este lugar, en la correspondencia de Viana, la idea de que los emisarios del Río de la Plata tienen posibilidad de usar los navíos ingleses para transportar a los emisarios diplomáticos que figura en el Plan en 4-5:
[…] se nos franquee por la corte de Inglaterra los auxilios de armamentos, y demás necesarios por los justos precios; que bajo el respeto de su bandera se conduzcan nuestros diputados a los parajes de ultramar donde se les destine; asimismo siempre que por el Río de la Plata tengan nuestros diputados o comisionados que desempeñar algunos encargos o conducciones de municiones, armamentos o caudales de esta Capital a la Banda Oriental; y en la misma forma cuando necesitemos sean conducidos bajo su bandera diputados nuestros, que se dirijan a la plaza de Montevideo con algunas proposiciones o avenencias,
Las nuevas armas a que se refiere Viana son las que había aprobado la Asamblea del año Trece, es decir el nuevo Escudo Nacional. Termina la nota con una referencia al Plan que llama: acuerdo fundamental de la revolución, donde ya aparece la idea de “revolucionar las provincias del Brasil, y separarse de Inglaterra. Cabe entonces la pregunta: ¿conocía Viana el Plan, o fue luego que con Contucci y Álvarez lo elaboraron? Mi impresión es que con estas ideas y con toda la información con que contaban las autoridades de Río de Janeiro, a comienzos de 1814 elaboraron el documento.
En diciembre de 1813 se encontraba en Río de Janeiro una misión de la sitiada ciudad de Montevideo encabezada por Mateo Magariños con el objetivo de recabar la ayuda portuguesa de la ciudad. Para ello pide al Príncipe tres proposiciones: 1. Ayudar con víveres y dinero, 2. Cerrar las fronteras entre Brasil y la Banda Oriental para que no puedan ingresar pólvora y armas los sitiadores y 3. Lograr una mediación del Príncipe Regente en lugar del embajador británico, Lord Strangford, a quien consideraban partidario de Buenos Aires.[6] Estas ideas, el entendimiento de Buenos Aires con Inglaterra también está expresado en el Plan.
En diciembre de 1813 y enero de 1814, en la corte de Río de Janeiro se encuentran los protagonistas de esta historia. En efecto, Manuel de Sarratea está en gestión diplomática enviado por Buenos Aires y tiene como destino final, Inglaterra. Su posición es que con respecto a la mediación con el Gobernador de Montevideo, Vigodet, sea garante Lord Strangford. Está Mateo Magariños, delegado de la sitiada ciudad de Montevideo, que reclama la mediación del Príncipe Regente y ayuda para la ciudad, sitiada y sus habitantes en situación penosa. Se encuentran también nuestros personajes, Felipe Contucci y Álvarez de Toledo. Todos ellos vigilados por el poderoso jefe de policía, Paulo Fernández de Viana. Entiendo que la reunión de los cuatro últimos puede haber sido dónde se gestó el Plan de Operaciones.
Analizando el texto del Plan, encontramos que coincide con los sentimientos de estos cuatro defensores de la causa realista. Sus sentimientos y su desesperación emergen de la letra del Plan. El desprecio hacia los armisticios, la inquina con Inglaterra y la mediación del Lord, la necesidad de ayuda a Montevideo, la pintura de los patriotas como desalmados sedientos de las cabezas realistas. En fin, creo que fue en esos momentos y con la colaboración de ellos que se elaboró el Plan. Porque en el Plan se encuentran los elementos que estaban en el conocimiento de todos ellos pero cada uno de forma incompleta, tenían una fracción de estos conocimientos. Es decir que con la reunión de lo que sabían parcialmente cada uno, se elaboró el Plan que tomó partes de lo manifestado en la correspondencia que figuraba en los archivos de Río de Janeiro y que ya analicé en detalle en el texto.
En una carta de Contucci a Viana del día 14 de Mayo de 1814 le comunica su desesperación ante la inacción del Príncipe Regente con respecto a la ayuda a Montevideo. Insiste en denigrar al general Diego de Sousa con las siguientes palabras: “realmente no existe un hombre más criminal, pues se atrevió a conspirar hasta contra Nuestro Amable Soberano” y más adelante anuncia su plan: “Mi plan es sencillo y de poco costo, de ningún compromiso, sumamente útil para este reino y de mucha gloria para S. A. R. el príncipe Regente.” Agrega que se dirigirá a Montevideo por asuntos comerciales y que si la ayuda a Montevideo tiene lugar, podría ser él portador de la noticia. Urge al príncipe la contestación pues entiende que “debe caer muy pronto en poder de los revolucionarios.”[7]
En de julio el Plan estaba terminado. Pero era tarde, ya vimos que el 23 de mayo de 1814 las tropas de Buenos Aires, al mando del general Alvear. En efecto, el 13 de julio había llegado la noticia de la toma de Montevideo por los porteños y Viana le comunica al Príncipe Regente la mala noticia y en esta carta encuentro la primera mención específica del Plan escrito y que el Príncipe Regente ya tiene una copia en su poder. Parte del texto, donde vemos los tópicos que forman parte del Plan y que preocupaban a la corte de Brasil es el siguiente:
[…] este prisionero vio en Canelones dos regimientos de negros que en su mayor parte eran del territorio portugués y ahora con la caída de Montevideo espera que muchos esclavos huyan y que todo lo que nos prometieron se convierta en una perfecta ilusión.
El plan consistía en poner entre Cerro Largo y Yaguarón, mismo en Borbón, alguna gente para que en una noche se pudiera aproximar a nuestra frontera, con cuyo descuido contaban. Sabían que el general de Río Grande luego de haber entregado muchas cajas (decían ellos) por dinero, había fijado edictos para que el 15 de enero del corriente todos se encontraran en sus cuerpos, pero que nada de esto se cumplía y difundían expresiones poco respetuosas y sumamente ofensivas contra el gobierno y la nación portuguesa, de modo que por obras y palabras se mostraban incitados a llevar su plan a todo el Brasil. Esto aunque ahora no se afirmara positivamente, está indicado en el plano general de esta revolución, en el papel que está en poder de S. A. R. Luego que aquí estalló la noticia de la caída de Montevideo, en los bares y corrillos se comenta esto mismo, como oído por los españoles de aquel territorio que aquí se encuentran y hasta dicen que ya repartieron papeles en el territorio de Río Grande formulando invitaciones y que mucha gente de los Dragones se pasó con ellos por el ventajoso sueldo que ofrecen y por lo mal que vivía en Río Grande.
Es por todo esto que se deben tomar con antelación providencias para asegurar y poner bajo vigilancia extrema nuestra frontera, interceptando toda comunicación que pueda resultar sospechosa. El publicar allí un perdón para desertores es una medida indispensable para ver si se torna a ganar a la gente de Portugal, que allí se encuentra y se debe contar que en Porto Alegre y Río Grande, según manifestó el mismo prisionero de Canelones, hay gente que se entiende con ellos y que habla favorablemente y formula elogios de su mejor situación y que según dicen los informa de todos los movimientos, lo que también es preciso examinar.
Ya está el Plan en manos del Príncipe Regente, pero el principal objetivo del escrito, que era la ayuda a Montevideo, no podía ser realizado. Es entonces que se decide llevar el Plan a España, donde Fernando VII ya estaba instalado en el trono y solicitar una expedición de España para reconquistar los territorios perdidos del Río de la Plata.
Un último documento es citado por Ruiz Guiñazú proveniente del Archivo de la Princesa Carlota Joaquina. La ortografía es la original.
El 8 de Octubre tube la complacencia de besar la mano a mi Monarca y querido Ermano de V. A. después que ya havia leído el Pliego con que la bondad de V. A. R, me honró; y haviéndolo cumplimentado lleno del mayor gozo, tubo Su Majestad la bondad de escucharme con las más vibas demostraciones de gusto, sobre todos los puntos que recité, y demás que me interrogó en cumplimiento de mi encargo y dever.[8]
Según esta carta, el 8 de octubre de 1814, Álvarez de Toledo había entregado el Plan al rey Fernando VII repuesto en el trono como monarca absoluto, según otro párrafo de esta carta.
Resulta evidente, luego de lo expuesto en este capítulo que el Plan estaba confeccionado por partidarios monárquicos, posiblemente por Contucci, Álvarez de Toledo, Viana y Magariños en Río de Janeiro a comienzos de 1814. Que era funcional a los intereses de los realistas de Montevideo y que el Príncipe Regente y Lord Strangford no lo tuvieron en cuenta porque nunca llegó esa anhelada ayuda. Finalmente el intento de utilizarlo para convencer al rey Fernando de las estrategias supuestas de los patriotas de Buenos Aires y para que prepare una expedición militar contra estas provincias. Esa expedición se preparó pero finalmente partió hacia las costas de Venezuela y no llegó al Río de la Plata. Pero esa es otra historia.
[1] Ibidem, Tomo III, p. 91.
[2] Ibidem, Tomo III, p. 95
[3] Ibidem, Tomo III, p. 106.
[4] Ibidem, tomo III, p. 121-122.
[5] Ibidem, Tomo III, p. 130 y 131.
[6] Ibidem, Tomo III, p. 140.
[7] Ibidem, Tomo III, p. 162 y 163.
[8] Enrique Ruiz Guiñazú, op. cit. p. 246.
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